Hace un año, Susana vivió uno de los momentos más complicados de su vida.
A sus 32 años, se sentía segura y en control de su rutina. Tenía un buen trabajo en una oficina, disfrutaba de pasar tiempo con sus amigos y le encantaba correr por las mañanas antes de empezar su día. Sin embargo, todo cambió de un momento a otro. Una tarde, mientras conducía de regreso a casa, sufrió un accidente automovilístico. Aunque físicamente salió casi ilesa, emocionalmente la experiencia dejó una marca profunda.
Las semanas después del accidente se convirtieron en una lucha constante. Susana, quien solía ser optimista y llena de energía, ahora se sentía atrapada por la ansiedad. Cualquier ruido repentino la hacía sobresaltarse, evitaba manejar y, por las noches, su mente no dejaba de revivir el momento del choque. «Por más que intentaba distraerme, mi cabeza no me dejaba tranquila», recuerda.
Susana probó de todo: desde largas conversaciones con amigas hasta ejercicios de respiración y yoga, pero nada parecía calmar el torbellino de emociones que sentía. “Era como si mi mente estuviera en piloto automático, siempre regresando a ese momento.” Con el paso de los meses, comenzó a sentirse aún más desmotivada, cargando un peso que no podía explicar.
El descubrimiento del tapping
Un día, una compañera de trabajo notó que Susana estaba más retraída de lo normal y le habló de una técnica que había probado para aliviar su propio estrés: el tapping. «Al principio pensé que era algo raro», admite Susana. La idea de dar pequeños golpes en puntos específicos del cuerpo mientras repetía frases sobre sus emociones le parecía demasiado simple como para funcionar. Pero su amiga insistió: «No tienes nada que perder. Hazlo en casa cuando tengas un momento para ti.»
Esa noche, Susana buscó en internet un video sobre el tapping y decidió probarlo. Se sentó en el sofá de su sala, respiró hondo y comenzó a seguir los pasos. Al principio, se sintió un poco tonta golpeando suavemente puntos como el borde de su mano y debajo de sus ojos mientras repetía frases como: «Aunque me siento abrumada, me acepto completamente.» Pero algo inesperado ocurrió.
«Sentí un alivio inmediato, como si toda la tensión acumulada en mi cuerpo se estuviera liberando», cuenta Susana. Después de esa primera sesión, comenzó a hacerlo a diario, dedicando tan solo 10 minutos cada noche antes de dormir.
¿Cómo cambió su vida?
Con el paso de las semanas, notó cambios significativos. Dormía mejor, las imágenes del accidente dejaron de invadir su mente constantemente y empezó a sentirse más ligera, tanto física como emocionalmente. Incluso se sintió lista para volver a manejar después de varios meses evitando el volante.
“El tapping fue como una llave que desbloqueó algo en mí,” explica. “No solo me ayudó a procesar el accidente, también me permitió reconectar conmigo misma y recuperar mi confianza.”
¿Qué hace que el tapping sea tan especial?
Al igual que Susana, muchas mujeres han encontrado en esta técnica una forma sencilla y accesible para gestionar el estrés, la ansiedad y otros retos emocionales. Pero, ¿qué hay detrás de esta práctica que parece casi mágica?
Aquí exploraremos lo que dice la ciencia sobre el tapping, cómo funciona y por qué tantas mujeres están integrándolo a sus rutinas diarias. Porque si algo queda claro es que todos merecemos herramientas que nos ayuden a vivir con más calma, claridad y confianza.
También lee: Tipos de Medicina Alternativa
¿Qué es el tapping y cómo funciona?
Imagina golpear suavemente puntos específicos de tu cuerpo mientras repites frases que conectan con tus emociones. Esto es el tapping, una técnica conocida como EFT (Emotional Freedom Techniques) pero que por su acción de hacer tap tap tap en el cuerpo se conoce afectivamente como tapping. Esta técnica combina principios de la acupuntura, la psicología y la relajación para ayudarte a liberar emociones atrapadas y reducir el estrés.
El tapping se centra en estimular los meridianos de energía, rutas que, según la medicina tradicional china, atraviesan nuestro cuerpo llevando energía vital. Cuando esta energía se bloquea, puede manifestarse como ansiedad, estrés o incluso dolores físicos.
La idea detrás del tapping es desbloquear esos canales al aplicar ligeros golpecitos o masaje en puntos acupunturales específicos, como las sienes, debajo de los ojos o en el borde de la mano, mientras reconoces tus emociones y pensamientos.
Pero no es solo teoría. La ciencia respalda cómo el tapping funciona a nivel neurológico. Cuando experimentamos estrés, una parte de nuestro cerebro llamada amígdala, conocida como el «centro de alerta», se activa y desencadena la liberación de cortisol, la hormona del estrés.
Al aplicar tapping, investigaciones han demostrado que esta técnica reduce la actividad de la amígdala, ayudando a disminuir los niveles de cortisol y promoviendo una sensación de calma y claridad.
¿Difícil de creer verdad? ¡Continúa leyendo!
¿Un dato interesante? Estudios recientes han revelado que el tapping puede reducir el estrés significativamente en cuestión de minutos. Por ejemplo, un estudio publicado en 2019 encontró que personas que practicaron tapping durante una sesión vieron una disminución notable en sus niveles de cortisol (conocida como la hormona del estrés), comparado con quienes usaron técnicas de relajación tradicionales.
Con pasos simples y resultados rápidos, el tapping no solo es accesible, sino también una herramienta poderosa para reconectar contigo misma en esos momentos en los que el estrés parece apoderarse de todo.
¿Qué dice la Investigación?
Aunque el tapping pueda parecer una técnica sencilla, la ciencia está comenzando a respaldar su efectividad con evidencia concreta. Estudios recientes han demostrado cómo esta práctica tiene un impacto directo tanto en los niveles de cortisol, la hormona del estrés, como en la actividad cerebral.
En la siguiente imagen podemos observar algo asombroso de una persona que deseaba dejar de tener antojos para bajar de peso:
- En el lado izquierdo podemos observar un cerebro antes de practicar tapping, Aquí el cerebro muestra una alta actividad en la amígdala, la región responsable de manejar el estrés, las emociones intensas y los impulsos como los antojos.
- En el lado derecho podemos observar a la misma persona después de 4 semanas de sesiones de tapping (2 horas por semana).
Las imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) revelan una reducción notable en la activación de la amígdala. Esto sugiere que el tapping no solo calma la mente, sino que también reconfigura las rutas neuronales relacionadas con el estrés y los antojos.
En contraste, los participantes que no recibieron tapping no mostraron ningún cambio en su actividad cerebral. Estos resultados ofrecen evidencia científica de cómo el tapping transforma el cerebro, reduciendo el impacto de los estímulos emocionales y ayudando a gestionar impulsos como los relacionados con los alimentos.
Un paso más para demostrar que el bienestar emocional puede empezar con algo tan simple como un toque.
Tapping y los niveles de estrés
La conexión entre el tapping y la reducción del estrés ha sido estudiada ampliamente. Investigaciones han confirmado que el tapping puede disminuir significativamente los niveles de cortisol en el cuerpo.
Un estudio publicado en 2012 mostró que, después de una sola sesión de tapping, los niveles de cortisol de los participantes se redujeron hasta en un 24%, comparado con un grupo de control que practicó otras técnicas de relajación.
La ciencia al alcance de todos
Para quienes buscan profundiza más en los fundamentos científicos, el libro La Ciencia Detrás del Tapping de la Dra. Peta Stapleton es una referencia esencial. En él, se explica cómo esta técnica no solo reduce el estrés, sino que también reconfigura las rutas neuronales relacionadas con el trauma y la ansiedad.
El libro La Promesa de la Psicología Energética ofrece una visión más amplia de cómo las técnicas basadas en energía, como el tapping, están revolucionando la manera en que entendemos el bienestar emocional.